sábado, 16 de agosto de 2008

Regreso a casa




Una mujer antigua viaja en colectivo
con un almohadón de plumas atado al pecho,
armadura que instala esa distancia que otros tienen
pero que ella no,
porque el corazón de las antiguas
está pegado a la piel.
A veces duerme parada
con los golpes que la acunan
y sueña sueños de colectivos
breves
apurados
de ventanilla abierta
con curvas cerradas.
Son sueños para el viento
para perderlos al bajar.


ANTIGUAS, de Graciela Vega.